La guerra ni siquiera concede tregua a los concursos de belleza. Con un
tercio del país en manos del autodenominado Estado Islámico y tras una larga
década de violencia sectaria, la competición de Miss Irak languidece lejos de
las riberas del Tigris y el Éufrates. En blanco y negro o desvaído color, las
fotografías guardan el desfile de las aspirantes luciendo vistosos trajes de
gala, ansiosas por alzarse con la diadema y la banda de un certamen que celebró
su primera edición el 31 de diciembre de 1947. Por aquel entonces Faisal II, el
último rey de Irak, aún gobernaba los designios de sus súbditos. "El
concurso atesora una longeva historia. Ha cambiado de propiedad pero siempre ha
estado ahí, durante décadas, con la idea de promover los derechos de las
iraquíes y darles poder", confiesa a LOC Rania Kadret, encargada de
mantener vivo el legado. Su batalla es, por encima de todo, un asunto
sentimental. Se coronó Miss Irak en marzo de 2001, en vísperas del ataque
contra las torres gemelas de Nueva York y apenas dos años antes del ocaso del
régimen de Sadam Husein."Aún lo recuerdo con mucha emoción", relata
Kadret vía telefónica desde Alemania. Alcanzado por el drama que vive Irak y la
desintegración del país, el certamen se enfrenta ahora al litigio que
protagonizan Kadret y un grupo de empresarios bagdadíes empeñados en
desempolvar la competición en la capital. "Hace un año un iraquí que
celebraba certámenes de belleza en Bagdad quiso bautizar su certamen como Miss
Irak. Contactamos con él y le explicamos que era un título que teníamos
registrado y que no podía usarlo. Pensamos que la historia se había acabado
cuando hace unas semanas supimos que había lanzado el concurso con esa
denominación", detalla Kadret. Desde entonces la competición,
retransmitida por una televisión local, ha acaparado la atención de la prensa
iraquí ganándose en tiempo récord la censura de los sectores chiíes y suníes
más pacatos. "De momento, tres mujeres han decidido abandonar el concurso
por miedo a sus tribus y las amenazas", señaló recientemente a este diario
el diseñador iraquí Senan Kamel, portavoz del certamen y miembro del
jurado.Kadret teme, además, por la suerte de las postulantes. "El dueño
del certamen se ha asociado con un paquistaní obsesionado con las candidatas.
Están extorsionando a las chicas vendiéndoles que pueden ayudarles a alcanzar
Miss Universo cuando en realidad carecen de licencia", advierte la albacea
de Miss Irak. "Somos -agrega- los propietarios legales de Miss Irak,
Mister Irak y Miss Irak adolescente pero no podemos regresar al país por la
situación política. Para nosotras, lo mas importante es el bienestar de
nuestras aspirantes y estamos extremadamente preocupadas por las de este
concurso. Las milicias chiíes son una amenaza real". No le falta razón. En
la última década el premio que dirige ha celebrado la mayoría de sus fastos
extramuros de su patria, en Kenia, Turquía, Francia e incluso Comoras. "La
última vez que lo hicimos en suelo iraquí fue una catástrofe. Tuvimos que
contratar tanta seguridad que perdimos dinero y las muchachas que participaron
recibieron amenazas de muerte", evoca.La propia Kadret, musulmana suní
residente en Estados Unidos, ha padecido la persecución. "Hay alguna gente
en Irak que no entiende los concursos de belleza. Desde que fui elegida, mi
familia y yo misma hemos recibido amenazas. Mis padres abandonaron el país y,
antes de establecerse en EEUU, pasaron algún tiempo en Turquía. Yo no he pisado
Irak desde entonces". En su historia reciente, varias de las ganadoras han
cedido a las intimidaciones y han terminado devolviendo la corona. Desde hace
un lustro, vetada la turbulenta cuna de Mesopotamia, las aspirantes al título
pertenecen a la vasta diáspora. Por primera vez en años la vencedora de 2015,
Maida Sarkis, llegó al trono sin haber participado en la habitual gala
sucediendo a Anita al Ausi, elegida en Estambul. "La organizamos en Chipre
pero tuvimos que cancelarla por la situación regional. Maida es una chica de 23
años que vive en EEUU y viaja mucho por Latinoamérica y Europa".La
polémica no solo afecta al certamen sino también al alma de su organización,
Rania. Un libro de próxima publicación la relaciona con Qusay, el segundo
vástago de Sadam Husein que en las postrimerías de la dictadura se ganó el
favor de su padre ante el carácter violento y excéntrico de su hermano Uday.
"Dicen que tuve un affaire con Qusay pero obviamente no es cierto. Hay
mucha gente que quiere aprovecharse de un país sin ley y en guerra para ganar
dinero".
El trono míster Irak busca su rey
A diferencia de su hermana mayor, la versión masculina de Miss Irak no
puede presumir de sobrevivir en medio del derrumbe. Siguiendo su estela, Mister
Irak nació en 1999 para "promocionar a los iraquíes que querían
convertirse en modelos y dedicarse a la publicidad" pero su carrera expiró
nueve años después. "La última competición tuvo lugar en 2008. No había
muchos aspirantes. El último mister reside hoy en Estados Unidos. Decidimos
concentrarnos en Miss Irak y Miss Irak adolescente", admite Kadret. En la
organización recuerdan con especial orgullo los encantos de Murad Demirci, que
venció en 2004 y al año siguiente logró colarse entre los diez hombres más bellos
de Asia en otro certamen (El Mundo)
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