quinta-feira, 28 de julho de 2016

Drones y realidad aumentada que se ocupan de la seguridad de los aviones

Desde la ventanilla del avión, antes de despegar, es imposible no echar una ojeada a los tipos del chaleco amarillo que dan vueltas alrededor de la aeronave. No sabemos exactamente qué es lo que hacen, pero algo nos dice que de su trabajo depende nuestra seguridad. Por eso, se les dedican miradas rápidas, como cuando se lee el prospecto de un medicamento. Hay cosas que se nos antojan demasiado complicadas como para entenderlas y preferimos confiar en los profesionales. Y cuando nos montamos en un avión lo único que queremos es que hagan bien su trabajo todos los implicados en ese milagro tecnológico que es conseguir que un bicho de semejantes proporciones vuele. Lo que hacen los del chaleco amarillo no es ninguna fruslería, puesto que comprueban el estado general del avión antes del despegue: revisan posibles daños en el fuselaje, tren de aterrizaje y alas, e inspeccionan todos los registros y conexiones como los de agua, combustible o electricidad. Se trata del último chequeo antes del echar a rodar por la pista, pero las medidas de seguridad del aparato comienzan mucho antes, con inspecciones periódicas y exhaustivas. Detrás de cada hora de vuelo hay cientos de ingenieros, mecánicos y técnicos preocupándose de que la mayor queja que tengamos cuando lleguemos a destino sea el menú que nos sirvieron para comer (El Pais)

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