Pocas aerolíneas han sabido trabajar su imagen tan
bien como Thai Airways. Azafatas que visten trajes tradicionales y ensayan la
sonrisa al milímetro, lujosos 'lounge' aeroportuarios, finas telas decorando
sus aviones... Hasta su eslogan alardea de que viajar con ellos es 'suave como
la seda'. Y sin embargo, la aerolínea de bandera tailandesa -controlada por el
Gobierno- ha entrado, junto a las demás compañías del país, en la lista negra
de la aviación de Estados Unidos. Y podrían acabar también en la de la Unión Europea. Desde el pasado mes, las aerolíneas tailandesas no
pueden pisar suelo estadounidense. La Administración Federal de la Aviación
degradó la valoración de la aviación civil del Sureste asiático a nivel 2. Eso
prohíbe a sus aeronaves entrar en el país. “Tailandia no cumple con los
estándares de seguridad de la Organización Internacional de la Aviación Civil”,
señalaba el veredicto público.
En la Unión Europea, el país salvó la situación 'in
extremis'. Pese a plantearse el veto a sus aerolíneas en la Lista de Seguridad
Aérea, al final las autoridades europeas decidieron darles algo más de margen.
Esperan mejoras en sus aviones y en las condiciones del sector tailandés, que,
advirtieron, será examinado con lupa para comprobar si cumple con las mejoras. Qué falla en las aerolíneas tailandesas? Según
fuentes internas, uno de los factores es el rápido crecimiento del número de
compañías y vuelos -en seis años, sus aeropuertos han pasado de tener 54 a 90
millones de pasajeros- junto a un encorsetado sistema de selección de pilotos.
No se valora a los candidatos por sus cualidades, sino por su nacionalidad.
Novatos incapaces de nivelar un avión
Tailandia es un país altamente restrictivo en cuanto a
la contratación de extranjeros, y en el sector de la aviación existen leyes que
impiden el fichaje de pilotos que no sean ciudadanos tailandeses. Y con el
crecimiento del sector en los últimos años, no dan abasto solo con los que
salen de las academias. Fuentes internas de aerolíneas tailandesas denuncian
que han de contratar a cadetes recién salidos de las prácticas mínimas de vuelo
y que los ponen a los mandos de aeronaves de más de 100 pasajeros. Sin
experiencia previa. Y todo por no poder contratar a extranjeros para suplir el
aumento de demanda. Algunos pilotos extranjeros incluso denuncian que, por
seguridad, han tenido que acompañar a novatos que no eran capaces de nivelar
una aeronave y que desconocían las distancias.
Un Airbus de la compañía Thai Airways en el aeropuerto
Don Muang de Bangkok. (Reuters)
No es Tailandia el único país del mundo donde solo
pueden pilotar sus aviones ciudadanos nacionales -existe un veto similar en
México-, pero sí el que más lo nota en Asia, donde la aviación crece a mayor
ritmo. Estados muy nacionalistas como Japón permiten la entrada de extranjeros,
competidores en el Sureste como Vietnam, también. Incluso China tuvo que
permitir la contratación de profesionales foráneos para poder mantener los estándares
de seguridad.
Compañías tailandesas como la 'low cost' Nok Air
dependen mayoritariamente del nuevo personal tailandés que llegue desde las
academias. Esta aerolínea ha aumentado notablemente sus rutas, ofrece vuelos de
ida y vuelta y más de 500 kilómetros por menos de 50 euros. Y, aun así,
'regala' wifi en el avión, comida y facturación sin coste. También ofrecen
buenos salarios a sus pilotos... Es decir, ese no es el problema, sino la
ausencia de personal con experiencia.
Las principales afectadas por esta situación son las
propias aerolíneas, que no pueden seleccionar a su personal en función de su
talento, sino de su pasaporte. Afortunadamente, las leyes de restricción están
derogadas en la actualidad y se permite disponer de unos pocos pilotos internacionales
en casos excepcionales. Aunque compañías como el gigante 'low cost' Thai
AirAsia no contratan a extranjeros bajo ningún concepto -todos los requisitos
que se piden para entrar en la compañía están exclusivamente en tailandés- y
otras como Mjets afirman sin pudor que el primer requisito para pilotar sus
aviones es tener la nacionalidad. Thai Airways contrata azafatas extranjeras
-aunque les prohíbe que vistan el traje tradicional tailandés-, pero no a
pilotos.
¿Por qué no se dispara el número de accidentes?
El número de accidentes 'protagonizados' por aviones
civiles, no obstante, no dista mucho del registrado en otros países. El más
recordado en la actualidad es el vuelo 269 de One-Two-GO, que se estrelló en el
aeropuerto de Phuket en 2007. Murieron 89 de las 130 personas que viajaban a
bordo. La investigación determinó que el piloto llevaba más horas de vuelo de
las permitidas y que el avión no cumplía con todos los requisitos de seguridad.
La aerolínea fue vetada temporalmente por la Unión Europea y acabó por cambiar
su nombre al actual Orient Thai. Para encontrar otro vuelo con mayor número de
fatalidades hay que remontarse a 1992, en Nepal, donde las 117 personas que
volaban en un aparato de Thai Airways murieron por un fallo mecánico ante el que
el piloto no supo reaccionar. Expertos del sector afirman que el número de
accidentes no se dispara porque los aviones, en la actualidad, están totalmente
automatizados. Tanto de cara al mantenimiento como para su pilotaje. Los
accidentes en los aviones militares sí que son más habituales, ya que las
aeronaves se controlan de forma manual.
Otra de las críticas que se escuchan en el sector de
la aviación civil tailandesa es el deficiente nivel de inglés. Si bien afirman
que se cumplen los requisitos y que todo el personal tiene el nivel 4 del
'Language Proficiency Check', en las torres de control tienen problemas a veces
para entenderse con los pilotos. Y ese es otro de los requisitos que exigen en
Occidente para no poner a Tailandia en la 'lista negra' de la aviación civil.
De momento, el Gobierno militar del país ha afirmado
que trabajará para que Estados Unidos levante el veto actual. Aunque,
reconocen, es un mal asumible, ya que desde el pasado año ninguna aerolínea
tailandesa tiene un vuelo directo a tierras norteamericanas. No sería lo mismo
en la UE, donde Thai Airways logra más de una cuarta parte de sus ingresos
gracias a vuelos directos. Y ante su maltrecha situación económica -llevan años
en pérdidas y sus deudas superan los 6.000 millones de dólares-, el Gobierno
militar prefiere no pensar en ello y centrar sus esfuerzos en el quebradero de
cabeza que supone sanear la situación de la aerolínea. Para mejorar las
finanzas de su compañía de bandera, en este caso sí, han contratado a expertos
internacionales en reflotar empresas 'con agujeros'. Sin embargo, Bangkok ya ha
dicho que esperan que acaben pronto el trabajo... para así poder despedirlos (El Confidencial)
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