La última amenaza fue un recado escrito, encontrado el
pasado 23 de diciembre, en vísperas de Navidad. “Quizá no hemos sido claros. El
Sporting Locri tiene que cerrar, si no quieres repercusiones. Sabemos quién se
sienta habitualmente en este sitio”, recitaba el inquietante pasquín, colocado
cerca del asiento para bebés del automóvil de Ferdinando Armeni, presidente del
pequeño equipo de Primera División A5 femenina de Locri, en la región de
Calabria. Esa es la región del sur de Italia cuna y sede de la ‘Ndrangheta, la
más poderosa y peligrosa mafia italiana, con células también en España y
considerada por policías italianos y estadounidenses como el mayorista mundial
de la cocaína.
Fue entonces cuando el miedo prevaleció. Casado y
padre de una niña pequeña, Armeni tiró la toalla y anunció que barajaba dos
alternativas: cerrar el club y abandonar la Liga Nacional de fútbol, o cederlo
“incluso gratis, a pesar de que tiene un valor”, según dijo. Se optó por
intentar la segunda opción, al menos de momento y solo después de que el caso
apareciese durante días en los diarios italianos y que intelectuales y
políticos manifestasen su solidaridad. Incluso el escritor Roberto Saviano
argumentó con su usual tono de denuncia mezclado con polémica que “se sabe que
la situación del deporte en el sur [de Italia], más aún en Calabria, es
dramática”. “He luchado todo lo que he podido y todavía no entiendo cómo
llegamos a tanto”, explica, por su parte, un afligido Armeni a El Confidencial. Precisamente ese interrogante ha suscitado más
atención en este caso. ¿Por qué una mafia poderosa como la ‘Ndrangheta se ha
interesado por un pequeño equipo de mujeres, que mueve una limitada cantidad de
dinero? ¿Cuál es la verdadera razón?
Consenso mafioso
Según Saviano, la respuesta a estos interrogantes es
simple y remite a las técnicas gansteriles ya ampliamente usadas en la Sicilia
de Cosa Nostra, la mafia histórica de Italia. Es decir, el fútbol controlado
por las mafias es útil como “un instrumento para crear consenso” en torno a
estas organizaciones. Lo que, dicho en otras palabras, significa que amenazar a
organizaciones ajenas al negocio criminal sirve exclusivamente para reforzar el
control mafioso sobre la población local. De ahí que el desencadenante de las
amenazas contra el Sporting Locri sea aún desconocido, a pesar de la
insistencia con la que perseveron en hacer llegar el mensaje. En concreto, tres
cartas al presidente, al vicepresidente y al expresidente del club, a lo que se
sumaron actos de intimidación contra tres jugadoras que viven en una residencia
secuestrada judicialmente a la mafia y entregada al equipo -cuyo entrenador,
Luis López Puente, y tres de las 13 jugadoras, María Soto Vela, Lioba Bazán y
Beita Fernández, son ciudadanos españoles-.
'He luchado todo lo que he podido y todavía no
entiendo cómo llegamos a tanto', explica un afligido Armeni a El
ConfidencialSin duda, es alarmante que el del Sporting Locri no sea un episodio
aislado. En los últimos años ya se han producido otros casos de sociedades
deportivas infiltradas por esta mafia en Calabria. En 2014, por ejemplo, la
policía italiana secuestró un campo de fútbol en el pueblo de Rizziconi, que
había caído en manos de una ‘drina', como se llaman las células de la ‘Ndrangheta.
Y, pese a ello, las intimidaciones no se aplacaron hasta que intervino la
asociación antimafia Libera y llevó hasta el sitio a la selección nacional de
fútbol, incluidas algunas de sus estrellas. Otro fue el caso del Instituto San
Giuseppe de Polistena, que trabaja con menores en riesgo, y cuyo pequeño equipo
de fútbol tuvo que cerrar tras amenazas recibidas en ese mismo periodo, según
informaciones aparecidas en la prensa italiana.
Uno de los pocos 'pentiti' -mafiosos que colaboran con
la policía- de la ‘Ndrangheta ha ido incluso más allá. “¡Muchos equipos locales
de fútbol están en manos de la ‘Ndrangheta!”, afirmó, en una declaración hecha
pública en enero de 2014. Y es que, pese a que no todos compartan esta visión,
no hay dudas de que decirle ‘no’ a la ‘Ndrangheta en su feudo no es ninguna
broma. Significa enfrentarse a una multinacional del crimen con capacidad
operativa mundial. De acuerdo con un reciente estudio publicado por el centro
Demoskopika, realizado con datos del Ministerio de Interior italiano, del
Parlamento y de la policía, tan solo en 2013 esta mafia italiana facturó 53.000
millones de euros, más que Deutsche Bank y McDonald's juntos.
Una multinacional, en suma, que se mueve con soltura
en los cinco continentes, manteniendo buenas relaciones con grupos tan feroces
como los carteles mexicanos y colombianos. Todo esto, beneficiándose de una
estructura que está lejos del mito de 'El Padrino', porque es mucho más
sofisticada e incluye -además de los tradicionales negocios de las drogas, la prostitución
y el comercio de armas- inversiones multimillonarias en construcción,
procesamiento de basura, gastronomía e incluso energías alternativas. Y
Calabria, donde está la ciudad de San Luca, donde se creó la ´Ndrangheta, es su
reino y guarida.
Bajo escolta
Por ello, el hecho de que el Sporting Locri esté
intentando sobrevivir es en sí una victoria. Lo ha logrado poniendo de manera
temporal la sociedad en manos del alcalde de la ciudad, con el fin de buscar a
nuevos empresarios que se hagan cargo del equipo. Esto después de que el pasado
30 de diciembre todos los directivos del club, Armeni incluido, anunciaran su
dimisión y de que se fijara el próximo 8 de enero como fecha para proceder con
la reorganización de la dirección del club. Pero, así y todo, nadie sabe si, en
cuanto se apague el interés de los medios de comunicación italianos -que han
seguido muy de cerca el caso- y las autoridades pasen a la siguiente
emergencia, lograrán seguir con vida. O si el 10 de enero, día del partido en
Locri entre el Sporting Locri y la Lazio, un equipo de Roma, será el último. Mientras, Armeni y los otros directivos del club han
sido puestos bajo escolta y el edificio donde se entrenan las jóvenes está
siendo vigilado. Además, el fiscal local, Claudio Sammartino, dio la orden a
los carabineros (policía militar italiana) de buscar a los responsables del
acto. Que todavía no se ha descubierto con exactitud quiénes son, y tampoco
nadie sabe con precisión -criminales excluidos, claro- lo que desencadenó la
reacción mafiosa. Solo hay sospechas. Por ello, y por la seguridad de familia,
Armeni dice que no dará marcha atrás. “Dejo el club en manos de otros, con
mucha tristeza y rabia y sin saber si al final sobrevivirán”, explica el
hombre, cuyos neumáticos del coche también recibieron varios navajazos y
resultaron pinchados.
Rabia es también lo que prueban muchas jugadoras
locales del club calabrés. “Cuando me enteré, fue como si el mundo me hubiera
caído encima; me puse a llorar por la rabia y por la desilusión (…) Por estos
pagos no hay nada para los jóvenes y el fútbol es una de las pocas cosas
buenas”, dice Rossana Rovito, la jugadora más joven del equipo (21 años), en
una entrevista con el diario 'Repubblica'. Las mismas calles de Calabria
esbozan ese sentir. En Calabria, el paro juvenil alcanza el 60% (44% es el dato
nacional) y la pobreza va en aumento, lo que ha situado a la región como una de
las más deprimidas de Italia. La indignación también ha procedido del mundo del
deporte. "Las atletas no deben ceder en absoluto frente a estos gestos
vergonzosos", opinó Giovanni Malagò, presidente del CONI, el Comité
Olímpico de Italia. "A mis colegas les diría que no se retiren, sino que
jueguen en otras ciudades, donde encontrarían acogida y afición", afirmó
Patrizia Panico, capitana de la nacional femenina. "El fútbol italiano
está unido contra la violencia y la vergüenza de quien, a través de amenazas,
no quiere que se practique el deporte", indicó Carlo Tavecchio, presidente
de la federación de jugadores de fútbol de Italia (FIGC) (El Confidencial)
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